Un texto comparativo se estructura sobre la base de las similitudes
y diferencias relevantes: forma, contenido, contexto,
consecuencias, resultados, gustos, economía, etc. Este tipo de
texto permite extraer una conclusión dialéctica a raíz de las
diferencias expuestas por el autor del texto: se enfrenta dos
posiciones distintas para confrontarlas y obtener una respuesta
tras el análisis del asunto o materia.
El texto comparativo se usa, pues, para exponer las diferencias,
desde diferentes ángulos, teorías, enfoques o parámetros, sobre una
realidad o dos realidades. Así, un ejemplo del contraste de una
sola realidad es la comparación entre el conductismo y el
cognitivismo sobre el fenómeno del lenguaje, donde cada enfoque
presenta sus formas de concebirlo: como una conducta verbal que
responde a los estímulos afectivos o instructivos, o una entidad
mental que organiza las estructuras lingüísticas, respectivamente.
Otro sería cuando comparamos dos autores que tienen dos maneras
propias de estudiar un fenómeno. Por ejemplo, se puede construir un
texto comparativo sobre las percepciones de dos sociólogos, como
Matos Mar y Alberto Quijano, que tienen sobre las consecuencias de
la migración de los Andes hacia la ciudad capital del Perú.