Una forma fácil de acercarse y crear lazos de confianza con los
alumnos es a través de la simpatía y el humor. Sin duda es una gran
herramienta para ganar la aprobación de los estudiantes, de tener
siempre una respuesta para terminar cualquier conflicto, etc. Pero
debemos recordar que la simpatía es una solución que se centra en
la esquivar el conflicto, mientras que la empatía se centra en la
persona, es una solución que no juzga sino comprende.
Hoy en día, no podemos continuar con este tipo de enseñanza, como
maestros debemos adaptarnos a las nuevas generaciones, a su
espíritu de libertad y de gran crítica. Sí, habrá momentos donde el
silencio sea necesario (pues siempre es muestra de respeto a quien
se encuentre hablando), pero también debe haber momentos para el
debate y el espíritu crítico.
De lo que se trata es de transformar el conflicto en un conflicto
positivo, es decir, hacer entender a nuestros alumnos que una
persona no se mide por los conflictos o sus errores sino por cómo
se comporta y supera esos momentos de crisis. Además es un buen
momento de enseñanza pues los niños pueden aprender el valor del
diálogo, la tolerancia y la resolución de conflictos.
Una de ellas es impulsar a que los propios alumnos aprendan de sus
compañeros. Sustituir la clase tradicional por una clase
cooperativa e innovadora ayuda a transformar los tiempo y el
espacio en el salón de clases.
Debemos esforzarnos para escuchar con atención aquello que nos
quieran decir. Con ello aumentaremos la empatía y mejoraremos
nuestra relación con ellos.
Bien es cierto que los docentes enseñamos a través de la palabra
oral y escrita, pero también comunicamos a través de nuestro cuerpo
y, por supuesto, con la mirada. Referente a la mirada hay un
aspecto que es importante corregir y es el hecho de hablar a
nuestros alumnos sin mirarlos directamente a los ojos. No mantener
un contacto visual con nuestros alumnos repercute negativamente en
la relación y en el aprovechamiento de nuestras sesiones lectivas.
No mirar a nuestros alumnos transmite inseguridad, duda,
incomodidad, falta de empatía. No mirar a nuestros alumnos hace que
exista un distanciamiento con ellos que luego repercute
negativamente en nuestra relación con el propio grupo.